(1851 – 1927)
Vivió el Evangelio de la caridad de manera extraordinaria. Movido por un auténtico amor a Dios, se acercó a los pobres con gran respeto y delicadeza, asumiendo las necesidades y exigencias de todos, pero tuvo un especial cariño y compromiso por la vida de los niños y de los pobres.
Entre todas las obras, la de salvar niños es la más grande; por tanto, deben servirles con todo el sacrificio […], educándolos...”
Aníbal Maria Di Francia nació en Messina, Italia, el 5 de julio de 1851. El tercero de cuatro hijos, perdió a su padre a los 15 meses. Con tan solo 17 años, ante Jesús Sacramentado, recibió una gracia especial que se puede definir como la Inteligencia del Rogate. Terminados sus estudios, el 16 de marzo de 1878 fue ordenado sacerdote. Unos meses antes, conoció “providencialmente” a un mendigo casi ciego llamado Francisco Zancone, quien le dio la oportunidad de entrar en contacto con la triste realidad social y moral de la periferia de Messina.
Dejó todo para vivir entre los más pobres del barrio de Avignone. Entre ellos, a partir de 1882, puso en marcha dos instituciones socioeducativas con el propósito de servirles y evangelizarlos, con especial atención a los niños, adolescentes y jóvenes. Fundó dos Congregaciones Religiosas: las Hijas del Divino Celo (1887) y las Rogacionistas del Corazón de Jesús (1897), además de instituciones laicas y eclesiásticas. El carisma que dio origen a sus obras es la palabra Rogate. El 7 de octubre de 1990, el Papa Juan Pablo II bendijo a nuestro fundador y lo canonizó el 16 de mayo de 2004. San Aníbal María fue reconocido unánimemente y designado como “Apóstol de la oración por las vocaciones y padre de los huérfanos y de los pobres”.
La educación decide el destino de los seres humanos. El corazón del niño contiene el poder de un gran ser humano, quizás un genio del arte y de la ciencia esté durmiendo allí, como una pequeña semilla de un árbol gigantesco”.
El Colegio Rogacionista considera importante que sus alumnos adquieran rasgos característicos de la Identidad Rogacionista, es decir, que sean personas conscientes, que se realicen en la propia vocación y se conviertan en buenos trabajadores en la sociedad, en la Iglesia y en la familia, ciudadanos con virtudes y cualidades sociales, capaces de asumir el liderazgo en la construcción del bien común. Sus acciones socioeducativas tienen las siguientes características:
Cristo, centro y fundamento del proyecto educativo.
Respeto la autonomía de los valores humanos.
Atención a la realidad histórico-ambiental-cultural.
Inserción en el contexto socio-político-eclesial.
El logo adoptado por la Red Rogacionistas es el de la Congregación de los Rogacionistas del Corazón de Jesús, más los colores de la misma Red. Este logo también es adoptado por la Provincia Rogacionista San Lucas. Está compuesto por cuatro símbolos unificados: el trigo, la cruz, el corazón y la letra “R”.
Apunta a tres dimensiones – vida ecológica; multitudes hambrientas y educar a buenos trabajadores. Ecología-vida: el trigo es un elemento de la naturaleza. El celo y el cuidado de la naturaleza, y de todas las criaturas, son propios del Rogacionista. El trigo todavía recuerda a las multitudes hambrientas: el trigo y el pan están entrelazados. ¿De qué están hambrientos los estudiantes? De Dios, referencias, conocimiento, cultura y ocio, etc. Las unidades de la Red Rogacionista proponen ser un espacio donde se preparen líderes comprometidos con el bien común.
En su verticalidad, la cruz apunta hacia arriba e invita a la trascendencia ya la relación con Dios. En el leño horizontal , la cruz invita a la interacción fraterna con todas las criaturas. Cuando se cruzan, las varillas verticales y horizontales forman la cruz redentora y revelan el encuentro entre lo divino y lo humano en Jesús de Nazaret, que redime y abraza a todo el universo, conduciéndolo a Dios. Instrumento de tortura y sufrimiento, la cruz de Cristo es el sacramento de la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte. La cruz vincula la acción rogacionista de asistencia social y educación con la mística y la espiritualidad cristianas.
El corazón invita al cuidado y a la compasión. Formar para el cuidado recuerda la ternura y la ternura y el cariño que arde en corazón de Jesús por la mies abandonada por falta de pastores. Formar para la compasión es potenciar en las personas los sentimientos/gestos de Jesús hacia las multitudes cansadas y abatidas. El cuidado y la compasión nos invitan a tener y desarrollar la solidaridad y el trabajo por la justicia y la paz.
Proviene de la inicial de la palabra latina Rogate (en español, RUEGUEN). Es el origen del nombre Rogacionista: ORAR “al Señor de la mies para que mande obreros a su mire”. Señala que el carisma del Rogate es una forma de que las personas se descubran a sí mismas con vocación. Y esa vocación, más que una elección personal, es un don de Dios. La letra R del símbolo es el recordatorio de que la oración y la acción vocacional es una tarea prioritaria en la Red.